Según las conclusiones de un nuevo estudio, tomar más de tres copas de vino tinto a la semana reduce en dos tercios la incidencia de los distintos tipos de cáncer y excrecencias anómalas en el tracto intestinal. El autor del estudio, el doctor Joseph C. Anderson, profesor adjunto de Medicina en Stony Brook, la universidad estatal de Nueva York, considera que el vino blanco no tiene el mismo efecto protector. El resultado se presentará el 30 de octubre en el congreso anual del Colegio Estadounidense de Gastroenterología, que se celebra en Las Vegas.
El estudio de Anderson se basa en los casos de 1.741 pacientes que pasaron por su consulta: 245 consumidores de vino tinto, 115 de vino blanco y 1.381 que no tomaban vino. Entre los consumidores de vino tinto, 176 bebían tres copas o más a la semana; hábito que se limita a 68 en lo relativo a los bebedores de vino blanco.
La incidencia de la neoplasia colorrectal (cánceres y pólipos que pueden convertirse en cancerígenos) era del 9,9 % en los abstemios, del 8,8% entre los consumidores de tres copas o más de vino blanco y 3,4% entre los consumidores de tres copas o más de vino tinto, lo que supone una reducción del 68% en dicho grupo, según informó Anderson.
Éste es el último de una serie de estudios, realizados con animales o seres humanos, en los que se constata que el consumo de vino tinto está asociado con una disminución del riesgo de padecer diversos tipos de cáncer (de próstata, de mama y leucemia, entre otros). Como otros muchos investigadores, Anderson atribuye el efecto beneficioso al resveratrol, un compuesto que se encuentra bajo la piel de las uvas.
Anderson afirma que el contenido en resveratrol es más elevado en los vinos tintos que en los blancos porque la piel de las uvas se retira antes en el proceso de fermentación de los segundos. En cambio, permanece más tiempo en el proceso de los tintos y permite que el resveratrol pase al vino.
Sin embargo, Gopi Paliyath, catedrático de Agricultura de la Universidad de Guelph, en Ontario (Canadá) y autor de varios estudios que han demostrado el efecto protector del vino tinto contra el cáncer de mama, opina que esto podría deberse a algo más.
Paliyath recuerda que el resveratrol forma parte de la familia química de los polifenoles, muchos de los cuales se encuentran en el vino. «Puede que el efecto no se daba un compuesto en concreto, sino a una acción combinada», afirma.
Además, un estudio realizado por un alumno de Paliyath ha añadido a la mezcla un elemento potencialmente distinto: los compuestos químicos que se encuentran en los barriles de roble donde se fermenta el vino. En su opinión, dichos compuestos podrían pasar del roble al vino y actuar en combinación con los polifenoles.
Sea cual sea la causa del efecto protector, Anderson desaconseja el consumo de vino por motivos de salud: "Es mejor salir a hacer ejercicio que esperar la ayuda de una copa de vino; personalmente me inclino por otras medidas preventivas, como correr o montar en bicicleta". Sin embargo, añade una observación: "Los consumidores de vino tienen más tendencia a hacer esas cosas".
Fuente: Elmundovino.es