Hablamos con el afamado bodeguero D. Manuel Fariña sobre su percepción de la D.O. Toro y su labor como pionero en exportar vino en Castilla y León, tras haber sido nombrado Alcaide de Honor del Museo del Vino de Peñafiel.
¿Cómo fueron los comienzos de la Denominación de Origen Toro?
Entonces éramos seis bodegas y estábamos empezando con mucha ilusión. Era una época bonita pero muy difícil. Todos nos esforzamos mucho para que Toro saliese adelante, viticultores, bodegueros…
¿Cuál es su percepción sobre los vinos de Toro en la actualidad?
Se elabora mejor, se macera menos…. En el mercado internacional se quieren vinos más suaves. Los vinos de Toro eran excesivamente tánicos, por eso creo que debemos cuidar de que sean amables y redondos.
¿Y es éste es el camino para llegar a los más jóvenes?
No es sólo ése el camino, hay que empezar de forma más sencilla. El vino se puede tomar sólo o mezclado con lo que más te guste. Y a partir de ahí que la gente no se olvide de que el vino existe. También es importante enseñar a catar, no que la persona que da la cata haga exhibiciones para la gente que no sabe. En el vino no se puede generalizar, cada persona tiene unas percepciones.
Tal y como comentaron en su nombramiento con Alcaide de Honor del Museo del Vino de Peñafiel, usted fue pionero en Castilla y León en vender vino fuera de España. ¿Cómo fueron los inicios de su actividad exportadora?
Nosotros hacíamos mucha fuerza para vender el vino en España, pero se pensaba que el vino de Toro era un vino ‘gordo’, al que se podía dar un mordisco, por lo que resultaba muy difícil. Empezamos a ir a Ferias con Icex y nos dimos cuenta de que era mucho más fácil vender fuera. Salimos en revistas especializadas en Suiza, Alemania, Bélgica… Nuestro distribuidor en Suiza nos incluyó en una cata ciega en la que nuestros vinos fueron muy bien valorados y ya comentó que “lo de Toro no era ninguna tontería.” A partir de ese momento, los periodistas en España empezaron a interesarse por el vino de Toro. Hasta entonces sólo tenían en la cabeza Rioja y Ribera, pero sobre todo, Rioja. Se escuchaban verdaderas barbaridades, como que en Toro no se podían hacer vinos de crianza..
¿Cuáles fueron los primeros países receptores?
Comenzamos a exportar a Suiza, Inglaterra y Estados Unidos, hoy exportamos un 40% de la producción y tenemos una oficina en Asia.
¿Cuáles son los mayores valores de la D.O. Toro?
La gente dice “¡cuánto ha cambiado Toro!”, pero en realidad Toro ha cambiado muy poco. Hay el mismo suelo, el mismo sol, las mismas lluvias, la misma variedad… Lo que ha cambiado para mejor es la forma de elaborar, el material, la tecnología, los equipos de frío….
¿Qué desea para el futuro?
¡Nos gustaría que se vendiera más y en más sitios! Somos una D.O. muy joven, pequeña, y por tanto con pocos recursos para invertir en promoción. Países como Francia llevan vendiendo por todo el mundo 150 años, hemos llegado a la fiesta los últimos. Lo que hay que hacer es permanecer ahí, y seguir apostando. Yo siempre digo: “persevera y vencerás”.
